Cuando titulé la historia de Gilles
Pfeiffer como que el riesgo es que vengan a Santa Marta, siento no haber
exagerado. Y para dolor de todos, los hechos me terminaron dando la razón.
Por cuenta de este impase, esta semana que pasó, Santa
Marta estuvo literalmente en la lista negra de cruceros, según se pudo concluir
luego de la visita que hiciera el Cónsul General de la Embajada de Francia a la
ciudad.
La molestia de la Embajada Francesa derivó por los 5
meses que cumpliera la retención, por parte de la DIAN, de 4 Barcos de lujos
con afección de 5 ciudadanos franceses que creyeron poder visitar la ciudad sin
inconvenientes luego de darle la vuelta al mundo.
Los problemas, que alcanzaron ribetes diplomático,
iniciaron con la retención del barco del ciudadano francés Gilles Pfeiffer el
pasado 17 de enero junto con otros 2 barcos de lujos, igualmente franceses, a
los que la DIAN les negó el permiso de Importación Temporal. Situación que se
complicó atendiendo el hecho que estas naves constituían igualmente la
residencia de los turistas.
Lo cierto es que a lo largo de esta crisis, que evidencia
la incapacidad de la ciudad para afrontar las complejidades de este tipo de
turismo, ninguna autoridad local se pronunció. Los ciudadanos franceses se
quejaron de la inexistencia de gestión alguna por parte de las autoridades
turísticas máxime cuando vinieron a hacer turismo bajo el entendido de estar,
la ciudad, preparada para el turismo de clase mundial. Pero en la que
finalmente nunca encontraron garantías y por ello la Embajada de Francia se vio
obligada a actuar en su defensa.
Si bien es cierto que esta
debacle empezó con la pésima gestión de Dino Alfonso Melo, Agente Maritimo de
la ciudad quien tuvo a su cargo las gestiones de licenciamiento, ante la
DIAN, de la nave de Pfeiffer. El turista
francés terminó viviendo una aburridora experiencia por cuenta de la
burocrática negligencia de las autoridades colombianas.
Su Katamaran Samara II fue
incautado por la DIAN debido a la tardía presentación de unos documentos ante
esta entidad. Ahí empezó un martirio para este turista que a pesar de haber
contado con el apoyo de la Embajada de Francia, su oficina Consular, los
ejecutivos de la Marina, el apoyo de los medios de comunicación, entre otros,
no se pudo resolver antes.
Todo este incidente, por
encima de lo kafkiano que resultó, demuestra y prende las alarmas sobre la
urgencia de la implementación de una oficina de turismo en la ciudad que
atienda estas complejidades y la urgencia de adelantar los ajustes necesarios
en materia legal y administrativa por parte de las autoridades nacionales y
locales si de verdad queremos atraer este tipo de turismo internacional a
nuestro País y nuestra ciudad.
No es posible que se someta a
los turistas inadvertidos que visitan a Santa Marta a esta tortura de
procedimientos burocráticos inentendibles para un extranjero sobre la base de
una legislación obsoleta y narcotizada, que se debe renovar con prontitud.
No hay dudas que la Marina
debe revisar, sin lugar a dudas, las
recomendaciones que la de a sus usuarios, lo cual esperamos hayan aprendido. Pero
la DIAN, la Alcaldía y en general todos los estamentos deben ponerse de acuerdo
en cómo es que queremos atender a los turistas y cuál es la imagen que queremos
proyectar de nuestra ciudad.
Felizmente, la DIAN ya
resolvió devolverle el Katamaran a Gilles quien podrá zarpar esta semana tan
pronto sea autorizado. Por su parte, la Marina tomó la decisión de no cobrarle
un solo centavo por la estadía en sus instalaciones, lo cual ayuda a mejorar la
pesadilla, y el cónsul de Francia quedará con el sabor amargo del deber
cumplido.
Resultó lamentable el cuadro
de Pfeiffer
quien lloró cuando supo que se podía ir. Lloró porque por fin podía dejar atrás
la pesadilla vivida en Santa Marta.
DE ÑAPA:
Noticias Uno el día de ayer dio cuenta de una de la más absurdas de las
tragedias que estamos viviendo en Santa Marta: si un pobre se enferma, así
tenga Sisben, muere.
En lo corrido de este año hay
documentadas 7 muertes por cuenta del paseo de la muerte y casi una docena por
cuenta de las negligencias médicas en el sistema de salud pública.
Acá les comparto el link de un
informe revelador y dramático del día a día de los pobres de nuestra ciudad que
impunemente están muriendo sin que autoridad alguna actúe:
Twitter: @ALEJANDRO_ARIA2
E-mail: alejandroarias@dialnet.net.co
MIEMBRO DE LA ASOCIACIÓN DE PERIODISTAS INDEPENDIENTES DE COLOMBIA - A.P.I.C.
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