He insistido que el caso oculto
de la barcaza de Drummond, descubierto por la prensa y las redes sociales el
pasado mes de enero, es apenas una muestra del horror que diariamente vive
nuestro territorio y sus pobladores.
Estas imágenes que
ofendieron en grado sumo a los colombianos apenas pasan a ser un bocado:
En los mares de Ciénaga y
Santa Marta no solo se han hundido barcazas, también han dado cuenta del festín
las grúas:
Al carbón se le han sumado, en el vertimiento a nuestras playas y mares, el combustible. Por el que las
empresas carboneras a falta de autoridad y ley nunca activaron los dichosos
planes de contingencias:
En nuestro territorio normal
se ha hecho freír pescados rellenos de carbón y degustar langostinos
ennegrecidos así como caminar sobre playas adornadas con el molesto mineral:
Carbón solo, carbón con agua
y aguas servidas con carbón han sido algunos de los cocteles que le han ofrecido a
nuestros ecosistemas:
Claro que por el carbón no
solo han muerto peces y especies marinas, también gente. Y no me refiero a las personas que han muerto de plomonía sino también aquellas que ahogadas se despidieron de
sus seres queridos afectadas por enfermedades pulmonares irreversibles a causa del
polvillo del carbón o las que viven esperando morir como
Jader Pérez Ricardo:
Todo este horror ha contado
con la ilustre complicidad de secretarios de despacho y mandatarios locales. Por
ejemplo, resultó ofensivo escuchar el pasado 14 de febrero de 2013 a la Secretaria de
Salud del Departamento del Magdalena decir sin pudor alguno ante la Asamblea Departamental que en el Magdalena no hay una sola persona afectada por el
carbón. No hay una solo autoridad en condiciones de informar cuántas personas
en el Magdalena pueden tener pulmones así:
Ofende al sentido común que entidades como el Invemar no haya reportado en 11 años continuos en ninguna de sus investigaciones una sola alerta derivada de la afectación de nuestros mares y playas por causa del carbón (Ver INFORMES REDCAM DESDE 2001 A 2011)
Insulta la inteligencia que
gracias a uno de esos estudios de Invemar, contratado y pagado por las
carboneras, el Ministerio de Ambiente haya concluido que las denuncias por contaminación
hecha por los pobladores afectados no pasaban de ser simples mentiras:
Gracias al Gobierno Nacional
se conoció una medida ejemplarizante con la que se levantó el manto de
impunidad que históricamente han arropado el accionar de las empresas carboneras.
Impunidad que en otras épocas fueron tan descaradas que en vez de reproches
merecieron medallas.
Habrá de recordarse el 11 de
diciembre de 2007 cuando el Gobernador del Magdalena de la época, Francisco
Infante Vergara, exaltó a Gary Drummond como prohombre y
ejemplo de la humanidad al tiempo que la empresa por la que lo homenajeaban sin
pudor ni piedad contaminaba las costas y playas del Magdalena:
En el Magdalena se nos ha
hecho costumbre digerir carbón y corrupción:
Plato que ahora nos hacen comer al
son de un acordeón. Después de 15 días de haberse hecho público lo de la barcaza, el carbón y la
suspensión de operaciones a Drummond el Gobernador del Magdalena, Luis Miguel
Cotes Habeycth, se pronunció. Mediante comunicado de prensa el Gobernador del Magdalena dio a conocer su más enérgica decisión: quiere ser rey vallenato:
Son ya 14 meses de administración en los que al
departamento lo han desbaratado a punta de corrupción y carbón. 14 meses que
más parecieran una condena en la que la pena para los magdalenenses fuera tener que padecer a Drummond,
las otras carboneras y el impune acordeón del Gobernador.
Twitter: @ALEJANDRO_ARIA2
E-mail: alejandroarias@dialnet.net.co
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