Cuando leí en la prensa
local, el pasado 26 de marzo, la nota que relataba los por menores del evento en el que el Alcalde de
Santa Marta inauguró el Campeonato de Escuelas de Fútbol del barrio Pescaíto me
pregunté, ¿qué tanto ha cambiado la situación en pescaito?.
Y sentí lógica la pregunta
porque por cada línea que leía éstas me llevaban a un mundo distinto y
distante.
De acuerdo al informe de
prensa el Alcalde dijo a los niños: "Yo quiero que ustedes lleguen lejos,
y quiero apoyarlos para que puedan cumplir todos los sueños, los deseos y
proyectos de vida que tienen, por eso hemos invitado a El Pibe para que sea su
director técnico, a través de las Escuelas Populares del Deporte que hemos
decidido crear, además hemos invitado a otros grandes deportistas para que
también los orienten, pero no solo se dedicarán al fútbol, incluyen otros
deportes".
Según la publicación Carlos
Caicedo “anunció la creación de un Banco de Implementos Deportivos, para suministrárselos
a las escuelas, lo mismo que los incentivos a los instructores, pero que
también hay que arreglar las canchas de los barrios, y construir parques, que
ya se están diseñando”.
Me dije entonces “qué
injusticias las tuyas. En pescaíto todo
está bien”. Por supuesto no aguanté las ganas de ir a ver la maravillosa realidad
que el Alcalde mostraba al país:
Henchido de orgullo y con
remordimiento de conciencia salí de la cancha de pescaito; ya en la puerta, y
de un sólo golpe, volví a la realidad. Entonces sentí renovadas mis ganas de
volverlo a denunciar.
Recordé aquellas estrofas de
la canción de Rubén Blades (http://www.youtube.com/watch?v=ds6W5G3x7JA):
“- Era una ciudad de plástico
- de esas que no quiero ver
- de edificios cancerosos
- y un corazón de oropel
- donde, en vez de un sol,
- amanece un dólar
- donde nadie ríe
- donde nadie llora
- con gentes de rostros de polyester
- que escuchan sin oír
- y miran sin ver: gente que vendió por comodidad
- su razón de ser y su libertad”.
Y la recordé porque en
Pescaito basta estar en la puerta de la cancha La Castellana para comprobar que
la felicidad abandonó a este barrio hace más de 60 años. Quizás, la felicidad
ya hace 60 años abandonó la ciudad: toda está peor, toda ha cambiado para mal.
Desde cualquier ventana se
puede comprobar que los feligreses, para recibir la comunión, abundantes aguas
negras deben sortear.
Que los infantes desde
pequeños aprenden a sobrevivir en medio del barro descompuesto.
Que los jóvenes comparten su
autoestima con el fango que los rodea en su colegio.
Que para divertirse en el
parque no sólo deben vencer el calor, también las aguas putrefactas y el olor.
Todo niño en pescaíto para acceder
a un libro debe superar siempre un charco. El que está frente de su casa, de su
escuela, de su parque o de la biblioteca.
Y si el hijo de cualquier
samario futbol en la cancha sintética quiere jugar, para llegar a la cancha agüita
sucia no dejará de encontrar.
Comprendí que gracias a este
Alcalde y su negligencia seguiremos viviendo en una ciudad plástica, de esas
que uno no quiere ver.
Que Santa Marta seguirá
siendo una ciudad plástica, de esas que no huelen a channel N.° 3.
Razón tuvo el Pibe Valderrama para estar tan emberracado, razón le asiste para liderar el próximo 23 de abril la “Marcha por la Dignidad”. (Escuchar audio: http://sdrv.ms/106tdFT)
Debe ser dolorosamente mortificante
para el astro del futbol saber que con cada lluviecita, que con cada falla en
el alcantarillado la casa de su padre en Pescaíto termina inundada de las aguas
negras y los aromas de las gracias corpóreas de todos los samarios.
Debe ser realmente mortificante
para él que la ciudad prodigue tan denigrante trato a su padre Carlos 'Jaricho'
Valderrama Puche y sus vecinos; como si este hombre no hubiese bendecido
suficientemente a la ciudad legándonos en su hijo al más grande del futbol
colombiano.
Salí de la cancha sintética
y me conformé con tararear camino a casa a Blades:
“- No te dejes confundir,
- busca el fondo y su razón,
- recuerda: Se ven las caras, pero nunca el corazón”.
Sin lugar a dudas el próximo
martes 23 marcharé detrás del Pibe Valderrama.
Lo apoyaré porque al final su marcha no es un
asunto de política sino de dignidad, ¿quien se negaría a marchar detrás de
alguien que lleva con dolor a su padre en el corazón?.
ALEJANDRO ARIAS
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