Ahora muchos se rasgan las
vestiduras frente a la decisión de demolición del Estadio Eduardo Santos.
Después de 65 años muchos se
acordaron hoy que existía y se tienen golpes de pecho como el del representante
a la Cámara Jaime Serrano que pretende declararlo monumento nacional o como el
de la Gobernadora del Magdalena y la Asamblea Departamental que quieren ahora
sí declararlo patrimonio cultural e incluso exigir la devolución del mismo al
Departamento desconociendo el artículo 70 de la ley del Deporte que en
cumplimiento de la Ley 12 de 1986, el Decreto 77 de 1986 y la Ley 60 de 1993
dispuso los municipios tendrán a su cargo la construcción, administración,
mantenimiento y adecuación de los respectivos escenarios deportivos y que la
historia cuenta, por ejemplo, que en la administración del Alcalde Juan Pablo
Diazgranados éste nada hizo para aprovechar los recursos que ofreció el
entonces vicepresidente Francisco Santos para invertirlos en la recuperación
del Estadio Eduardo Santos, vale la pena hoy preguntarse: ¿dónde estuvieron
estos señores los 65 años en que permaneció abandonado este escenario?
Para la muestra del desgreño de quienes hoy se
rasgan las vestiduras, vale la pena recordar la historia; esta vez contada por
el periódico El Tiempo el 24 de abril de 2010:
“El estado de abandono en que
se encuentra su estructura física ha propiciado una campaña cívica.
Por: Redacción ELTIEMPO 24 de abril de 2010, 05:00 am
La iniciativa, que surgió tras
ver las condiciones actuales del máximo escenario deportivo del departamento
del Magdalena, tiene como meta lograr una sumatoria de esfuerzos para que los
samarios asuman un papel activo en su reconstrucción y lo conviertan en un
punto de encuentro de la ciudad.
"Esta convocatoria cívica
busca que la gente se una para reconstruir el estadio y tomarlo como un
símbolo, un espacio para generar sentido de pertenencia en la ciudad",
dijo el comandante de la Policía del Magdalena, coronel Gustavo Moreno
Maldonado.
Desde su inauguración, en
1951, el Eduardo Santos no sólo ha sido la sede del equipo Unión Magdalena,
sino además testigo del nacimiento de destacadas figuras del fútbol colombiano,
como el ex capitán de la selección Colombia, Carlos 'Pibe' Valderrama.
No obstante, en los últimos
años el mal estado de las instalaciones es evidente. De acuerdo con una
inspección ocular realizada el pasado jueves por ingenieros de la Universidad
del Magdalena, las tribunas oriental y occidental requieren de una pronta
intervención y se recomendó ocupar sólo
el 50 por ciento de su capacidad para evitar que puedan colapsar.
Además, el escenario no cuenta
con un sistema de baños adecuados para el uso del público. En la tribuna de
sol, los sanitarios fueron arrancados, por lo cual los aficionados suelen
utilizar cualquier rincón o muro como orinal.
En agosto de 2008, el vicepresidente
de la República, Francisco Santos, se comprometió a destinar 3.000 millones de
pesos para las obras de recuperación del estadio samario, pero ante la falta de
los estudios arquitectónicos que debía entregar la Gobernación del Magdalena
los recursos no fueron desembolsados.
A la campaña, promovida por la
Policía, ya se han sumado el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Santa Marta, la
Defensa Civil, Cruz Roja, las directivas del Unión Magdalena, los hinchas y los
medios de comunicación locales.
Para el próximo 7 de mayo está
prevista una 'Estadiotón', que busca vincular a las empresas y particulares con
el aporte de materiales de construcción y mano de obra calificada para comenzar
con la adecuación de la parte eléctrica, los baños y las tribunas.
La Universidad del Magdalena,
en convenio con la Gobernación del Magdalena, se encargará de realizar los
estudios de patología, estructural y de vulnerabilidad para determinar el
estado real del estadio. Los resultados de estos estudios se conocerían en
cuatro o seis meses.
PAOLA BENJUMEA BRITO
Corresponsal de EL TIEMPO
SANTA MARTA”
Así
entregó la Gobernación del Magdalena el Estadio Eduardo Santos
El estadio Maracaná, oficialmente
llamado Estadio Mário Filho, fue inaugurado el 16 de junio de 1950 para acoger
el Mundial de Fútbol que se realizó en Brasil ese mismo año.
Durante más de cuarenta años
el Maracaná tuvo una capacidad máxima de 200.000 personas (muchas de las cuales
estaban de pie), lo que fue todo un record pero que representaba un peligro, de
acuerdo a los especialistas.
El 12 de julio de 1992,
durante un partido del campeonato de Brasil, entre el Flamengo y el Botafogo,
ocurrió un grave accidente; se desplomó parte de las gradas haciendo que más de
medio centenar de personas cayeran al vacío. Debido a este fatal suceso, el
Estadio Maracaná fue remodelado.
En 1999 sufrió otra reforma
para albergar el primer Mundial de Clubes de la FIFA en enero de 2000, con esa
reforma su capacidad pasó de 140.000 a 103.022 personas. Aun así, esta
capacidad continuaba siendo alta y posteriores reformas, la mayor de las cuales
se hizo para cumplir con los requisitos exigidos por la FIFA de cara a la
organización del Mundial de Fútbol de 2014, la disminuyeron a 78.838
espectadores.
El estadio Maracaná no sufrió
el abandono, la falta de mantenimiento y la ausencia de trabajos de
conservación que sí sucedió con el Estadio Eduardo Santos. Sin embargo para
actualizar su estructura fueron necesarios trabajos estructurales que se
ajustaran a los lineamientos exigidos por FIFA y el Comité olímpico.
Aunque el Maracaná conservó su
fachada y color celeste original, la estructura original de hormigón en
voladizo que sólo cubría las tribunas superiores se alejaba de las actuales
exigencias para los estadios de fútbol modernos por lo que se procedió a la rehabilitación
integral del techo del estadio y de los servicios interiores. Ello implicó la
demolición del anillo inferior de los asientos, la construcción de un nuevo
anillo que ofreciera una mejor visibilidad, expansión de las rampas de acceso y
sustitución de todos los asientos.
Esta modernización tuvo un
costo de 300 millones de dólares.
De acuerdo a los estudios de
patología, el Estadio Eduardo Santos requeriría una intervención más profunda,
casi su misma reconstrucción, que demandarían, según cifras reveladas por
Coldeportes, una inversión de alrededor de 600 mil millones de pesos.
A diferencia del Maracaná, el
estadio Eduardo Santos en 65 años jamás fue objeto de trabajos de
mantenimiento, conservación y reforzamiento de sus estructuras. El único
mantenimiento de que fue objeto se realizó en la cubierta de sombra con una
impermeabilización precaria en brea hecha en 1992.
La lista de precariedades que
debilitan y hacen ruinosa la estructura del Estadio Eduardo santos es
interminable; no obstante las más preocupantes son las asociadas a la
estabilidad de su estructura.
En la tribuna de occidental por ejemplo se
evidenciaron fallas estructurales de naturaleza cortante en columnas que
soportan la cubierta. Dichas fallas permiten ver el acero de refuerzo ya
oxidado, lo que genera que éste no proporcione un aporte estructural adecuado.
Sin necesidad de
realizar ningún apique, existen zonas tan deterioradas que las columnas
muestran su estructura interna (acero de refuerzo) dejando en evidencia la
falta de confinamiento por medio de estribos.
En la base de las
columnas que conforman los pórticos de la tribuna occidental se muestran
columnas escarificadas debido al efecto de implosión causado por el acero de refuerzo
al oxidarse. La oxidación está tan avanzada que ya hay pérdida total de la
sección transversal en las barras de refuerzo de algunas zonas.
La tribuna oriental
presenta fallas graves de muro y desplazamiento de la estructura:
La tribuna norte presenta
iguales fallas y se les suma otro como asentamiento de suelo
Por otra parte los expertos
tuvieron en cuenta lo concerniente a sismo resistencia.
Para el caso colombiano hasta
el año de 1982 este aspecto de la construcción fue incorporado en los códigos y
en 1998 Santa Marta aumentó la categoría de riesgo al pasar de riesgo bajo a
medio por efecto de la falla de Oca y la actividad sísmica registrada por la
misma.
En consecuencia, las
reglamentaciones FIFA y del Comité Olímpico obligaban a que cualquier
restauración del estadio debía incorporar los ajustes necesarios en materia de
sismo resistencia, inexistentes por supuesto en su estructura.
Circunstancias que traídas a
cifras indican que recuperar el estadio saldría ocho veces más costoso que hacer
uno nuevo. Y así lo concluyeron los expertos del Comité Olímpico Colombiano y
Coldeportes; esta última entidad a través de la cual el Gobierno Nacional
financia lo concerniente al nuevo estadio.
La Directora de Coldeportes ha expresado que esa
entidad no cuenta con recursos para financiar la recuperación del Estadio ni
tampoco para la demolición del mismo pero sí ha sido enfática en precisar que
la principal causa que encarece su recuperación es el abandono. Ese mismo
abandono sufrido en 65 años por el que nadie elevó su voz ni protestó y del que
muchos ahora se lamentan cuando su estado es clínicamente terminal.
ALEJANDRO ARIAS
MIEMBRO DE LA FUNDACIÓN PARA LA PRENSA LIBRE
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