lunes, 4 de noviembre de 2013

LUEGO DE 122 AÑOS DEJAMOS SOLA NUESTRA POLICÍA

Este 5 de noviembre fecha en la que debiéramos celebrar los magdalenenses y los samarios unidos con una de las más nobles instituciones de nuestro país se puede afirmar que, por la ausencia de liderazgo territorial y la connivencia de los actuales líderes con el crimen organizado, nuestra sociedad experimenta el mayor divorcio y desapego hacia la Policía Nacional.

Arturo Herrera Verdugo, Director General (R) de la Policía de Investigaciones de Chile, en su libro “Deontología policial: Reflexiones y retos para las policías de la región americana” precisó que las conductas de los policías no pueden reducirse solamente a cumplir las exigencias legales sino ésta debía siempre aspirar a la legitimidad social.

La academia enseña que la principal fuente de legitimación de los cambios en la cultura policial es indudablemente la propia sociedad. Es por ello que para las instituciones policiales ya no es suficiente ofrecer un servicio. Éste debe ser además eficiente y de calidad, cercano y capaz de responder a las demandas de la comunidad, ofreciendo para ello respuestas concretas a sus problemas.

Por su parte el General (r) Delgado Mallarino en su conferencia los “Comentarios sobre Seguridad Ciudadana” estableció los alcances del compromiso de la Policía Nacional frente a los retos de la seguridad ciudadana, mayor problema que aqueja a nuestra sociedad, para lo que anotó que por las circunstancias que vivimos, existe la tendencia a reducir la categoría de seguridad ciudadana a su dimensión de integridad física.

Agregando que “más allá de una dimensión limitada a la ´integridad física´, la seguridad ciudadana incluye la seguridad jurídica, la seguridad social, la defensa del principio de legalidad, la defensa del medio ambiente, la lucha contra la pobreza, el respeto a los derecho civiles y políticos y el derecho a tener condiciones económicas y sociales que permitan el desarrollo de todas las potencialidades. En síntesis, la seguridad debe entenderse en su más amplio sentido y no restringirla al simple aspecto físico”. 

Entendido entonces que la seguridad de los ciudadanos no pende únicamente del número de efectivos, armamento y factores propios de la represión sino que comporta un importante componente de política social; el Gobierno Nacional introdujo en su plan de consolidación para enfrentar el posconflicto la figura de la Doctrina de Acción Integral - DAI.

Con la DAI se dispone que la Fuerza Pública trabaje estrechamente con el Centro de Coordinación de Acción Integral (CCAI), y en ausencia de éste con las autoridades locales, y las agencias del Estado que se encuentren en la zona, coordinando labores de carácter social que satisfagan las necesidades más urgentes de la población.

Pero en este componente los únicos ausentes han sido los entes territoriales Departamentales y Distritales quienes a fuerza de corrupción, ignorancia y desdén han evadido sus responsabilidades, en su condición de jefes de Policía, de cara a la proposición e implementación de las políticas sociales necesarias tendientes a la reducción del crimen; y en cambio, literalmente han desmantelado logística y casi moralmente a nuestra Policía que apenas si pasa a ser una excusa mediática para un Gobernador y un Alcalde Distrital que exigen resultados cuando el crimen golpea y salen a tomarse la foto con la Policía cuando ésta golpea al crimen en una verdadera actitud parásita.

Para nadie es un secreto que frente al reto de las nuevas formas del delito, especialmente las del posconflicto, éste solo puede ser combatido mediante la promoción de políticas integrales y no continuar reaccionando solamente por la vía de los sistemas de justicia penal.

Tampoco es desconocido que entre los más recurrentes factores que dan origen a la violencia ciudadana se cuentan 1.) la Urbanización y crecimiento urbano no planificados; 2.) el Hacinamiento en hogares de bajos ingresos; 3.) la Falta de sentido de identidad y pertenencia de la juventud; 4.) la Pérdida de valores cívicos y morales; 5.) la Falta de oportunidades para niños y jóvenes; 6.) los Niños y jóvenes desertores o excluidos del sistema escolar; 7.) la Falta de fuentes de empleo; 8.) la Falta de espacios de integración, recreación y deporte; 9.) las Víctimas de violencia o abuso infantil y 10.) las Familias fragmentadas y disfuncionales, entre otros.

Factores frente a los que en estos 23 meses de administración departamental y distrital no hay una sola propuesta de superación de cara a reducir los graves indicadores de violencia ciudadana que padecemos. 

No en vano el Presidente Santos hizo el llamado a los Alcaldes y Gobernadores para que le den al tema de la seguridad la prioridad del caso y les recordó que el tema de la seguridad es una prioridad del Gobierno Nacional pero también es una responsabilidad de las autoridades locales y regionales. (Ver http://bit.ly/yXwOMj)

En estos 23 meses se nos hizo costumbre ver en los medios de comunicación a los más peligrosos delincuentes de la región contar sus compadrazgo y complicidad en el crimen tanto con el actual Alcalde de Santa Marta como con la familia del actual Gobernador del Magdalena.

El mismo crimen que ilusos creemos combatirán mientras que por otro lado estos mismos personajes desatienden las necesidades y el logro de los objetivos de nuestra Policía Nacional, a esa que después de 122 años pasmados vemos como la dejamos sola.

DE ÑAPA: Si se perdió las declaraciones que Alias Gonzálo le concedió a la periodista María del Rosario Arrázola presentadas en el segundo capítulo de Los Informantes del Canal Caracol Tv véalo aquí: DECLARACIONES DE ALIAS GONZÁLO O EL MÉDICO             

ALEJANDRO ARIAS
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