Reseñó el historiador
samario Alvaro Ospina Valiente al citar el libro “Piratas en Santa Marta”, del
también historiador samario Arturo Bermúdez, que mientras las otras ciudades de
la región prosperaban, Santa Marta veía cómo las flotas de galeones se alejaban
de su puerto debido a que los ataques de los piratas se repetían con frecuencia
y su población disminuía.
Que en el año de 1543 Santa
Marta fue atacada por el pirata francés Roberto Ball y las tomas continuaron en
los años sucesivos de suerte que en 37 años, entre 1655 y 1692, la ciudad fue
atacada y quemada en diecinueve ocasiones por los piratas lo que obligó a las
autoridades españolas a construir, a lo largo de los siglos XVII y XVIII, seis
fuertes y dos veladeros para resguardar la ciudad.
Fueron éstos los fuertes de
San Juan y San Vicente en Santa Bárbara, Nuestra Señora de la Caridad en Punta
Betín, San Antonio y Punta de Lipe en San Fernando y El Morro, además de los
veladeros de San José y cerro de la Pedrera.
Por su parte, la obra de
investigación de Jimena Montaña Cuéllar, publicado por la Biblioteca Luis Ángel
Arango, nos enseña que Santa Marta desde su fundación se convirtió en el punto
de partida de las expediciones hacia el interior, remontando el Gran Río de la
Magdalena. Fue también sede militar y de allí salían los ejércitos encargados
de la ´pacificación de los aborígenes´. La amistad con los indígenas duró
bastante poco y se desencadenó la matanza y destrucción de las ciudades
originales.
Lo que obligó al gobernador Juan Beltrán de Caicedo, según Montaña Cuellar, en las primeras décadas del siglo XVIII, a pesar de una aparente paz, a construir una fortaleza en las estribaciones del cerro sur que bautizó San Fernando, en honor al futuro Rey Fernando VI. En principio fue una plataforma con parapeto (voladizo para proteger el pecho de los soldados) y cuatro cañones que disparaban a ras. Con esto se lograba un cierre inconcluso del sur de la bahía y se taponaba el ingreso en caso de desembarco.
Jimena continúa enseñándonos
que en 1743, el gobernador Don Juan de Aristegui, encontró las fortalezas de la
ciudad imposibilitadas para detener realmente cualquier ataque y solicitó ayuda
al virrey de Cartagena. Éste, por orden del Rey Felipe V, envió al ingeniero
militar Antonio de Arévalo quien recomendó, luego de hacer un sondeo y plano de
la bahía, reforzar las construcciones que ya había y mejorar San Fernando,
atronerando el sector oeste y emplazando siete cañones. Además de construir una
vigía en la cima del monte con una pequeña batería, que fue revelada luego por
el siguiente ingeniero militar, Miguel Hernández.
Publicaciones éstas hicieron
que las visitas al Fuerte de San Fernando fueran emocionantes máxime cuando la
magia de su arquitectura, cerca al mar, generaba un embrujo especial. Fuerte
que hace cinco años se veía así:
La historia es considerada
como una de las ciencias humanísticas que más utilidad le ha dado al ser humano
no sólo para conocer el acervo cultural de las diferentes civilizaciones que
han pasado por la historia sino también para permitirle construir su propia
identidad, buscando y tomando datos de tiempos pasados que le faciliten más la
elaboración de su propia idiosincrasia.
No solo nos alejamos día a
día de nuestras raíces, de nuestros orígenes culturales sino que además mientras
el futuro inmediato de nuestra ciudad y de nuestra gente se queda en las
promesas sin sustentos del momento por otra parte enterramos lo mejor de su
historia, así como hoy registramos, en San Fernando, la muerte de otro fuerte.
DE
ÑAPA:
¿Alguien podría avisarle a la Ministra de Cultura que en Santa Marta sobrevive otro
fuerte, el del Morro; y que un joven samario, Jorge Mendoza, lucha casi heroicamente
por salvarlo? Ojalá lo dejen, para que no se repita lo que han hecho con el que
en tierra firme quedaba: el San Fernando.
ALEJANDRO ARIAS
MIEMBRO DE LA FUNDACIÓN PARA LA PRENSA LIBRE
Twiter: @AAriasPeriodist
------------------------------------------------------
Toda persona que no desee recibir mis correos ruego por favor me informe
Este documento puede ser asimilado por las autoridades como una denuncia
Igualmente puede ser reproducido y publicado, parcial o totalmente,
así como los soportes con los que se documenta.
Para ello basta dar el crédito respectivo y respetar el sentido del autor.